domingo, 31 de mayo de 2009

Los turbulentos años sesenta

La Jaula del Pájaro

Francisco Febres Cordero | pajaro@eluniverso.com

Los años 60 fueron realmente turbulentos. Tan turbo que se inauguraron el 1 de enero de 1959, con la revolución cubana, y tan lentos que se demoraron diez años hasta llegar a los años 70.

Quienes no los vivieron no saben lo que se perdieron. Y quienes los vivieron no saben a qué horas se encontraron en la maravillosa utopía que terminó en frases tan poéticas como “Seamos realistas, pidamos lo imposible“ o “La imaginación al poder”, escritas en mayo en los muros del París del 68.

Para la mejor ilustración de los jóvenes que estuvieron ausentes de esa etapa, y para un remozamiento de la memoria de los viejos, aquí van unos brochazos de esa década irrepetible:

Cuba da un giro a la izquierda. Los intelectuales también. Cuba rechaza a los invasores en la bahía de Cochinos. Los intelectuales, en solidaridad con la bahía, dejan de bañarse durante toda esa década y las dos siguientes.

La diseñadora inglesa Mary Quant, por medio de Twiggi, la primera modelo sintética (tan plana como un pizarrón y tan angulosa como un armador) impone la moda de la minifalda, prenda diminuta que deja al descubierto las piernas de las mujeres, lo cual causa la enardecida protesta tanto de la iglesia como de la industria textil, pero por diferentes razones, obviamente.

Paralelamente comenzó a difundirse el uso de la píldora, un anticonceptivo que, ingerido por la boca, evitaba que las mujeres quedaran embarazadas a la altura de la barriga, más o menos. Ese novedosísimo método inauguró la revolución sexual y marcó los inicios de la liberación femenina. La píldora originó también una película homónima protagonizada por David Niven, varios libros, muchos chistes y hasta algunos niños, cuando las usuarias se descuidaban de ingerirla según la estricta posología recomendada.

Mientras en un garaje de Liverpool cuatro muchachos melenudos (John Lennon, George Harrison, Paul MacCartney y Ringo Starr) agrupados como Los Beatles, comenzaban a ensayar un nuevo tipo de música que los hizo famosos, en el Ecuador cuatro coroneles (Ramón Castro Jijón, Luis Cabrera Sevilla, Marcos Gándara Enríquez y Guillermo Freile Pozo) comenzaban a ensayar un viejo tipo de dictadura, que los hizo odiosos.

Edson Arantes do Nascimento, Pelé, se corona como el rey del fútbol y Manuel Benítez, El Cordobés, tan greñudo como Los Beatles, revoluciona el toreo con su manera insólita de encarar la lidia en que hizo bufonadas como el “salto de rana”, que no solo le dieron orejas y rabos, sino enorme fama y fortuna.

Se inició la guerra de Vietnam. Ante el horror, los jóvenes instauran el reino del amor y la paz y plantaron en los parques letreros como este: “No pise la yerba, fúmela”. Fueron los hippies que, mediante su filosofía que hablaba el lenguaje de las flores, su manera de concebir la vida, su forma de vestir estrafalaria, su música pop y su pelo largo, desafiaron lo establecido, dieron la espalda al consumismo y privilegiaron la solidaridad. Mientras, ingrávidos, se abstraían en la contemplación de la luna a la que volaban en alas del LSD, las anfetaminas y la marihuana, otros más pragmáticos como Neil Armstrong y Edwin Aldrin la pisaban y plantaban en su superficie la bandera de los Estados Unidos.

Cassius Clay, el mejor campeón de peso pesado de la historia del boxeo y sin duda el más lúcido, vivaz y comprometido con las causas justas, en su combate más importante lanzó golpes certeros contra la discriminación racial y se negó a combatir en Vietnam. El gobierno norteamericano lo puso K.O. al despojarlo de su título y obligar a abandonar el cuadrilátero. Cuando regresó, tres años después, ya no era el mismo que volaba como una mariposa y picaba como una avispa: el sistema le había hecho pagar caro su osadía.

Martin Luther King, líder pacifista que luchó por los derechos civiles, murió asesinado en Memphis. ¿La causa?: haber soñado en la igualdad. Antes, una oscura conspiración había matado al presidente John F. Kennedy en Dallas, Texas.

Apareció el Twist, un baile que impedía que la pareja estuviera relativamente cerca. El Twist era, más que nada, un frenético ejercicio que comenzaba con una pierna muy estirada hacia adelante y la otra recta; el pie de aquella que estaba estirada tenía que ser restregado contra el suelo como si en la punta del zapato estuviera pegado un chicle del que el ejecutante quería deshacerse desesperadamente, sin conseguirlo jamás. Todo aquello mientras la cintura daba vueltas alrededor de su propio eje, el cuello giraba en sentido opuesto al de la cabeza y las manos hacían el remedo de jalar una soga o semejaban aspas de molino. Ventajosamente la vigencia del baile no fue mucha a causa del destrozo de los meniscos de la mayoría de los ejecutantes y el descerebramiento de los más.

En el arte, lo que importaba era el mensaje, es decir aquello que la obra pretendía comunicar, mientras más explícitamente, mejor. Para que una obra de arte fuera calificada como tal, su mensaje necesariamente debía ser revolucionario, caso contrario era estigmatizada, por más calidad estética que tuviera.

Se establecieron las primeras peñas, unos antros decorados a la manera de un tugurio (mientras mayor pobreza reflejaban, mejor) a las que los contertulios acudían siempre cubiertos con ponchos (prenda con la cual se identificaban con los indios), bebían ron (que los identificaba con Cuba), hablaban de Cortázar (que los identificaba con el boom), hacían pipí en la vereda (que los identificaba con el lumpenproletariado urbano), y se peleaban entre ellos por razones ideológicas y a botellazo limpio (que les identificaba con la necesidad de una lucha tan violenta como liberadora, algo muy cercano a la revolución tan anhelada).

Con todo y esto, los años 60 no pasaron inadvertidos para nadie. De ellos, apenas subsiste la mítica figura del Che Guevara, que mira al siglo XXI desde la inmovilidad de un afiche o la pechera de una camiseta, cuando no desde la calcomanía que adorna la cabina de un bus en la que el chofer, sin ningún afán de futuro, cruza velozmente un semáforo en luz roja, mientras ensordece a los pasajeros con la estúpida tecnocumbia de moda.

Tomado de: La Jaula del Pájaro  http://www.eluniverso.com/

viernes, 29 de mayo de 2009

LA ESQUINA DEL IDIOMA

Piedad Villavicencio Bellolio |pvillavi@eluniverso.com

■Significados de cognitivo, empatía, neurolingüística,
logoterapia, individual,individualidad y cambalache

Consulta: Estoy interesado en conocer los significados de las palabras cognitivo, empatía, neurolingüística, logoterapia, individual, individualidad y cambalache; para mí, esta última palabra transmite la idea de algo que no tiene sentido o que es imposible registrar; quisiera saber la procedencia de esta voz. (Guillermo López, Guayaquil)

Respuesta: Cognitivo se deriva de cognición, que significa ‘entendimiento, inteligencia, razón natural’. Así, podemos hablar de procesos cognitivos (memoria y atención). El libro Fundamentos de psicología , de Robert A. Baron, se refiere a los procesos cognitivos o cognición como las actividades involucradas en el pensamiento, razonamiento, toma de
decisiones, memoria, solución de problemas y todas las otras formas de procesos mentales superiores.

Empatía es la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos. Es participar de manera afectiva en la realidad que vive otra persona. Es compartir afinidades, por ejemplo, en la amistad existe empatía.

Transcribo los conceptos de neurolingüística y logoterapia de Wikipedia, la enciclopedia libre ( h tt p : / /e s .w i k i p e d i a .o rg ) : 
La neurolingüística estudia los mecanismos del cerebro humano que posibilitan la comprensión, producción y conocimiento abstracto del lenguaje, ya sea hablado, escrito o con signos.
Históricamente, el término neurolingüística se ha asociado a menudo con la afasiología, el estudio de las carencias lingüísticas causadas por formas específicas de daño cerebral.
Aunque la afasiología es la base histórica de la neurolingüística, durante los últimos años este campo se ha desarrollado considerablemente, según nuevas tecnologías se han ido incorporando a la disciplina. El lenguaje es un tema de interés central para la neurología cognitiva, y las modernas técnicas de imagen cerebral han contribuido considerablemente a un mayor entendimiento de la organización anatómica de las funciones del lenguaje.

Se conoce como logoterapia a la tercera escuela vienesa de psicología, que desarrolló el neurólogo y psiquiatra Viktor Frankl. Es un tipo de psicoterapia que se apoya en el análisis existencial y se centra en una “voluntad de sentido”. Como su denominación lo sugiere, con la logoterapia se trata de darle un sentido a la existencia humana.
Para entender la génesis de la logoterapia corresponde saber que Frankl fue prisionero en un campo de concentración. Allí, considera haber podido sobrevivir más que nada porque le supo dar un logos (sentido, significado) a su existencia.

Individual es lo que pertenece a un solo individuo: El cepillo de dientes es de uso individual.
Individualidad es una cualidad, característica o rasgo por medio de los cuales se distingue o identifica a alguien:
Los seres humanos tenemos estilos y ritmos de aprendizaje diferentes, realizamos ciertas actividades de maneras distintas, adoptamos actitudes diversas según el entorno y el momento, eso es individualidad.

Cambalache es un trueque que, dependiendo del tono como se lo diga y del contexto, puede considerarse grosero, engañoso, mezquino, jactancioso; también puede expresar satisfacción o pesar. Es un trueque que se hace con el fin de obtener una ganancia sin importar el perjuicio que se pueda ocasionar a terceros. El sentido literal de cambalache es ‘cambio’.

Etimología de cambalache Cambalache es voz popular de morfología muy parecida al portugués cambalacho ; probablemente se originó del cruce de cambio (o cambiazo ) con el bajo latín combinatio ‘combinación’, alterado popularmente en combelacio , según lo comprueban las variantes combalache, combalachar.
Como el vocablo se empleó en las zonas andaluza-americana y valenciano-aragonesa, no es extraño que sufriera el influjo del sufijo peyorativo de origen mozárabe -acho, que se emplea para construir aumentativos y despectivos tomando como base adjetivos y sustantivos. De cambalache se derivaron cambalachar y cambalachear ( h a ce r c a m ba l a c h e s ) .


Fuentes:
Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia Española
Fundamentos de psicología, de Robert A. Baron
Wikipedia, la enciclopedia libre ( h tt p : / /e s .w i k i p e d i a .o rg )
Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana, de Joan Corominas

Tomado de: La esquina del idioma  http://www.eluniverso.com/

miércoles, 27 de mayo de 2009

■División silábica de palabras

Piedad Villavicencio Bellolio | pvillavi@eluniverso.com

Consulta: Quisiera saber cómo se separan las palabras que llevan x intervocálica, por ejemplo, exámenes.
Me interesa también establecer cómo se le debe decir al objeto que utilizamos para sostener los pantalones: ¿correa o cinturón?, porque he escuchado que correa es una parte de un barco. (Djalmar Zambrano Vera, Guayaquil)

Respuesta: En la pronunciación, la división o separación de las sílabas de una palabra debe coincidir con el silabeo.
Como la voz exámenes tiene cuatro sílabas se divide así: e-xá-me-nes.
En la escritura, para dividir o separar las sílabas de una palabra que contiene x tenemos que aplicar las siguientes normas ortográficas:
1) Si la primera sílaba de una palabra, como exámenes, es una vocal no se puede dejar esta letra sola al final de la línea: e-/xámenes.
2) Las combinaciones x + vocal son inseparables. El guión debe quedar delante de la x: apro-/ ximar, no aprox-/ imar.
3) Cuando la x va seguida de consonante forma sílaba con la vocal que le antecede, así: contex-/ tualizar.
En la unión x + h, no podrán separarse sílabas ni secuencias vocálicas, excepto enlos casos de palabras compuestas. Por lo tanto, no se recomienda dividir ex-/ hausto, pero sí exhaus-/ to.
En la palabra de su consulta, la partición silábica que rige es exá-/ menes o exáme-/nes.

Correa y cinturón
Para que los pantalones queden sujetos a la cintura se suele usar una correa o un cinturón. Los dos vocablos funcionan como sinónimos.
En este caso, cinturón es más específico; de hecho, en la primera acepción de esta voz que figura en el Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia Española (DRAE), consta el significado ‘tira, especialmente de cuero y en general provista de una hebilla, que se usa para sujetar o ceñir a la cintura una prenda de vestir’. En cambio, correa es un poco genérico, y así lo expone el DRAE en los dos primeros conceptos que trae ese término; lo que alude al cinturón entra desde la tercera acepción: Tira de cuero que sirve para atar, ceñir o colgar. // Tira de otro material que sirve para los mismos fines. // Cinturón, especialmente de cuero, para sujetar los pantalones. // Cinturón de cuero con una tira pendiente, que se usa en algunos hábitos religiosos.
En el ámbito de la arquitectura naval (‘arte de construir embarcaciones o barcos’) se emplea la palabra correa para referirse a ‘cada uno de los maderos que se colocan horizontalmente sobre los pares de los cuchillos de una armadura para asegurar en ellos los contrapares’.

Fuentes:
Diccionario de la Lengua Española, de la RAE
Diccionario panhispánico de dudas,
de la Real Academia Española y la Asociación de
Academias de Lengua Española

Tomado de: La esquina del idioma  http://www.eluniverso.com/

martes, 26 de mayo de 2009

LA ESQUINA DEL IDIOMA

Piedad Villavicencio Bellolio | pvillavi@eluniverso.com

Ni soy de la antigua Castilla ni soy de España, soy ecuatoriana; el nombre de mi idioma no es ecuatoriano, tampoco latinoamericano; se denomina español o castellano.             

Pregunta: ¿Realmente existe el idioma español?, para mí, no existe. 
Que yo sepa ‘español’ es el gentilicio de España. El idioma que hablamos tanto los ecuatorianos como los españoles es el castellano. Por favor, corríjame si estoy equivocado. (Francisco Javier Rosinoli Aguilar)

Respuesta: El idioma que hablamos los ecuatorianos, los españoles y otros países hispanoparlantes es el español o castellano.
Para referirse a nuestra hermosa lengua, los dos términos son correctos, se los puede usar indistintamente: idioma español, idioma castellano; o juntos: idioma español o castellano.

El término ‘español’, como usted indica, es el gentilicio de España, pero también ‘español’, según la Real Academia Española (RAE), significa “lengua común de España y de muchas naciones de América, hablada también como propia en otras partes del mundo”.

Originalmente se la llamó ‘castellana’ o ‘castellano’ porque esta lengua nació en el antiguo reino de Castilla, pero después se expandió por toda la Península Ibérica lo que junto a otros intereses, que no me corresponde mencionar en esta columna, motivó su otra denominación: español.

Cuando se fundó la RAE, en 1713, sus miembros, después de un acuerdo, emplearon en sus primeros documentos el nombre de ‘lengua española’. La Academia maneja las dos palabras como sinónimos y son de uso legítimo para aludir a nuestra lengua materna.

Según el Título I - De los principios fundamentales, Artículo 1 de nuestra Constitución, el idioma oficial del Ecuador es el castellano, pero en nuestro país y en el ámbito internacional tiene preferencia el término ‘español’.
           
No sé si fue muerto o fue matado a tiros.

Pregunta: La frase “...fue muerto a tiros...” no me parece correcta, opino que se debe usar otro verbo. (Diana Feijoo Bustamante; Santa Rosa, El Oro)

Respuesta: El verbo morir como sinónimo de ‘matar’ o ‘quitar la vida’ es de poco uso y se debe aplicar solamente en los tiempos compuestos, es decir, en compañía del verbo auxiliar haber: He muerto una serpiente.

Según el diccionario de Manuel Seco, el verbo matar es regular; su 
participio, por tanto, es matado. Sin embargo, en la lengua escrita 
se usa a veces muerto en construcciones pasivas: Tres guerrilleros 
fueron muertos por los soldados, o Fue muerto a tiros... Aparte de 
estos ejemplos, el empleo de muerto como ‘matado’ es exclusivamente 
literario: José Marco ha muerto siete perdices.

Por tanto en construcciones de voz pasiva, en el caso que es objeto 
de su consulta, es de uso común decir “Carlos fue muerto a tiros”, 
pero también se emplea “Han matado a Carlos a tiros”.

Tomado de: La esquina del idioma  http://www.eluniverso.com/
             

lunes, 25 de mayo de 2009

¿Es necesario hacer préstamos al inglés?

La esquina del idioma
Piedad Villavicencio Bellolio | pvillavi@eluniverso.com

Pregunta: Me preocupa ver cómo el inglés, de la mano de comerciantes y economistas y otros encargados del libre comercio y la globalización, entra ahora insidiosamente en la lengua que hablamos aquí. Sería muy útil, si dentro de sus artículos incluyera algún comentario sobre cómo afectan en nuestro idioma estas intromisiones del inglés. (Fausto A. Maldonado P., Quito).

Respuesta:  El vocabulario español es tan amplio que no necesita apadrinar expresiones de otros idiomas, pero no podemos estacionarnos, pues así como la tecnología avanza, el idioma también fluye, crece, se incrementa. Este fenómeno no ocurre solo en nuestra familia, pasa también en otras: todos los idiomas del mundo sufren metamorfosis. Los factores que influyen son varios: el internet, el cine, las canciones, la televisión, los periódicos, etcétera.

En la actualidad el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) cuenta con muchos extranjerismos que están incorporados a nuestra lengua y son de uso común y lícito, pero lo que en realidad preocupa es el empleo indiscriminado de ciertas palabras inglesas que aún no 
están admitidas en el DRAE, y que nuestro pueblo todavía no las asimila ni traduce, ni pronuncia correctamente.

Como corolario citaré unos ejemplos: “Sale anual de bodega” y “clases in company”. Un lector que no tenga nociones de inglés, al leer esas frases podría malinterpretarlas, se devanaría los sesos tratando de adivinar qué es lo que sale, surge, asoma, aparece, mana, etcétera, anualmente de bodega; estaría muy lejos de suponer que “sale” es una palabra inglesa que significa venta, liquidación, rebaja. Y al leer “clases in company”, nuestro confundido lector se podría meter en un berenjenal, y hasta es posible que asista a dichas clases en compañía de su novia.

Estos usos son muy comunes en el lenguaje comercial, se los ve en los títulos o en el cuerpo del texto de las notas publicitarias; talvez en el ámbito de la mercadotecnia es un recurso que ayuda a vender, que capta clientes, pero, a veces, también embrolla al lector.

Hay que tener mucha cautela en el momento de hacer estas construcciones donde se incluyen préstamos del inglés u otros idiomas, pues corremos el riesgo de dejar nuestros textos confusos e imprecisos, además al preferir el uso de voces extranjeras contribuimos a sepultar nuestras raíces lingüísticas. El idioma español es romántico y hermoso, cautiva y suena mejor cuando se lo habla sin combinaciones.
           
La pronunciación de palabras extranjeras
Pregunta:  Mi inquietud tiene que ver con la pronunciación de las palabras de otros idiomas que se incluyen en un texto en español. 
¿Se les debe dar la pronunciación originaria o la nuestra? Si un lector no conoce la pronunciación de esas palabras en ese idioma extranjero, ¿es correcto que las pronuncie como se escriben en nuestro lenguaje? (Orlando Iza C.; Ventanas, Los Ríos).

Respuesta: Los extranjerismos deben ser pronunciados con el fonema original hasta que sean españolizados e ingresen en el diccionario, pero si un lector desconoce la articulación de la grafía extranjera se justifica que lo diga tal y como se habla en español.

Según el Manual de estilo de José Martínez de Sousa, la regla de oro en relación con los extranjerismos debe ser la de no utilizarlos sino en casos de necesidad, y entonces, en la medida de lo posible, adaptarlos a la grafía y la fonética de nuestro idioma. En estos casos no está de más, si el escritor lo cree oportuno, poner entre paréntesis, la primera vez que emplee una forma así en su escrito, la grafía original: “el baipás (bypass) fue un éxito”.

Tomado de: La esquina del idioma  http://www.eluniverso.com/
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